a través de un cristal te ví...
te ví recostada, inerte y tremendamente delgada...
desperté del sueño...
quise creer que fue una pesadilla...
pero mi corazón me decía que era un momento real a pasar...
Seis meses después, su voz, con tono sueve pero categórico me dijo:
¡Tu mamá ya se va!
Cuando se cumplieron nueve meses del sueño
y por ende, tres meses de la predicción,
tu cuerpo empezó a marchitarse...Angustias, lágrimas, tristezas, dolores, preocupaciones,
temores y miedos, al grado de pánico, vibraron a
nuestro alrededor.
Quince días antes de tu despedida, me dijiste:
No me quiero morir, pero si Dios así lo quiere,
estoy preparada.
Despedidas llenas de llanto
acompañaron tu adios.
se repitió la escena:
te ví recostada, inerte y tremendamente delgada...
¡ADIOS MAMÁ!
PD. En mi corazón se hizo una herida - bendita herida - por la que salió una luz azul que nos conecta,
así, en lugar de extrañarte, puedo verte y seguir en contacto contigo Mamá.
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